“No podemos acostumbrarnos al dolor”: Obispos de México

Tras concluir su asamblea plenaria de esta semana, la Conferencia del Episcopado Mexicano alertó el riesgo de insensibilidad ante las tragedias

Los dirigentes de las diócesis de México tuvieron esta semana su asamblea plenaria.
Los dirigentes de las diócesis de México tuvieron esta semana su asamblea plenaria.

Ante la violencia persistente que afecta a gran parte del país, los obispos de México hicieron un llamado a no normalizar el dolor ni resignarse al mal. Desde la CXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), exhortaron a ser signos vivos de esperanza y protagonistas de la paz.

“¡No podemos guardar silencio frente a la violencia que desangra a nuestra patria!”, expresaron con en un mensaje difundido este 1 de mayo. En él, rechazan tajantemente la violencia que golpea a comunidades enteras, incluida la Iglesia, como lo demuestra el reciente asesinato de ocho jóvenes en la Diócesis de Irapuato.

RIESGO DE INSENSIBILIDAD ANTE LA TRAGEDIA 

Los obispos alertaron sobre el riesgo de volverse insensibles ante tragedias como las desapariciones forzadas, muchas de las cuales acaban en fosas clandestinas, cremaciones ilegales o incluso en la cooptación de jóvenes por parte del crimen organizado.

“No podemos acostumbrarnos al dolor”, afirmaron con contundencia, al tiempo que invitaron a construir una sociedad reconciliada desde la fe y el compromiso ciudadano.

Además, la CEM denunció otras problemáticas que agravan el tejido social, como el avance del alcoholismo, la drogadicción y la corrupción. También expresaron su preocupación por las implicaciones de la reforma judicial, subrayando la importancia de participar activamente en las decisiones que afectan al país.

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FAMILIAS FUERTES PARA UNA SOCIEDAD EN PAZ

Los obispos también destacaron que la familia juega un papel central en la reconstrucción del tejido social. “Llamamos a construir familias sólidas”, señalaron, insistiendo en que esta institución no solo tiene una dimensión natural, sino una misión eclesial y social clave. Pidieron acompañamiento real y políticas públicas que reconozcan su valor esencial.

En su mensaje, los obispos reiteraron su compromiso con las víctimas: “Junto con ustedes, hemos llorado a las víctimas de la delincuencia, de la corrupción, de la impunidad y del miedo”. Reconocieron que México es un país profundamente herido, pero reafirmaron su convicción de que la paz es posible si se actúa con justicia, verdad y amor.