El ajo ha sido por siglos un ingrediente indispensable en la cocina y un remedio natural muy popular para aliviar síntomas del resfriado, la tos y otros malestares. La ciencia detrás del ajo revela que, consumido de forma adecuada, puede ofrecer importantes beneficios digestivos, pero también riesgos si se abusa de él.
Numerosos estudios han demostrado que el ajo contiene compuestos activos como alicina, fructanos, sulfuros de alilo y vitaminas A, B, C y D.
BENEFICIOS DEL AJO PARA LA SALUD
Los compuestos activos que contiene el ajo otorgan propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antioxidantes. En el caso específico del aparato digestivo:
- Alivia la inflamación gástrica y puede ayudar a prevenir úlceras estomacales si se consume con moderación.
- Favorece la prevención del cáncer gástrico, gracias a sus compuestos protectores.
- Ayuda a reducir los niveles de grasa en la sangre y protege el corazón.
- Contribuye a disminuir la inflamación en las articulaciones.
Además, se ha sugerido que puede ayudar en casos de dolor abdominal superior y malestares gástricos leves, lo que lo convierte en una opción atractiva para quienes sufren de gases.

¿EL AJO ES SEGURO PARA TODOS LOS ESTÓMAGOS?
Aunque el ajo puede tener efectos positivos, su consumo excesivo o incorrecto puede provocar el efecto contrario, sobre todo en personas con estómagos sensibles o padecimientos gastrointestinales. Esto se debe a varios factores:
- Contiene fructanos, que pueden causar inflamación, reflujo, indigestión o incluso úlceras si se consumen en exceso.
- La alicina, uno de sus componentes más activos, puede provocar hemólisis (destrucción de glóbulos rojos), lo que representa un riesgo para personas con enfermedades como hipertensión o diabetes.
- En grandes cantidades, el ajo también puede afectar el hígado y la visión.
Por lo tanto, no se recomienda su uso excesivo ni crudo en grandes cantidades si se tienen antecedentes de gastritis, colitis o reflujo.
¿AJO CRUDO PARA LOS GASES: MITO O SOLUCIÓN?
Sí puede ser una solución, pero solo si se consume con moderación, en la forma correcta y dependiendo del estado de salud de la persona. Para quienes tienen problemas frecuentes de gases, el ajo puede ayudar, pero no debe sustituir una dieta equilibrada ni tratamientos médicos. En cambio, su uso excesivo podría agravar los síntomas digestivos en lugar de aliviarlos.
Como siempre, es recomendable consultar a un médico o nutricionista antes de incorporar grandes cantidades de ajo a la dieta, especialmente si se padecen enfermedades crónicas o del sistema digestivo.