Adrielito y Dani: con alma de niños y fuerza de superhéroes

Los pequeños este 30 de abril no solo celebran el Día del Niño, también agradecen la vida y el avance en su lucha contra el cáncer

Adrielito y Dani son testimonio de que se puede librar la adversidad, siempre que haya fe y amor familiar.
Adrielito y Dani son testimonio de que se puede librar la adversidad, siempre que haya fe y amor familiar.

En un mundo donde muchos niños corren libres por los parques, otros han tenido que aprender a caminar entre agujas, hospitales y diagnósticos difíciles.

En este Día del Niño, más allá de los globos y las canciones, vale la pena detenerse a mirar con admiración a quienes, sin capa ni poderes mágicos, luchan cada día como verdaderos héroes. Adrielito y Dani son dos de ellos.

ADRIELITO, EL SUPERMAN QUE TOCÓ LA CAMPANA ANTES DE CUMPLIR 2 AÑOS

Adriel tenía apenas 8 meses cuando el juego se detuvo. Un simple malestar lo llevó al médico, pero la sorpresa fue mayúscula: una masa ocupaba gran parte de su abdomen. Ese día, su madre Sofía Rascón recuerda que iban mojados por la lluvia que caía fuertemente en Navojoa, mientras una noticia oscura comenzaba a formarse: su hijo tenía un tumor.

El diagnóstico fue devastador: hepatoblastoma fase 3, un cáncer agresivo en el hígado. "Fue como si nos echaran un balde de agua fría", dice Sofía, que aún recuerda la fecha exacta: 21 de noviembre, cumpleaños de su madre, un día que debió ser feliz pero que terminó cambiando sus vidas.

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La lucha comenzó al día siguiente. Quimioterapias agresivas, hospitales, traslados, cirugías… y una constante incertidumbre. Adriel pasó su primer cumpleaños sin energía, en medio del caos, pero no faltó la fe ni los pequeños milagros. Fundaciones como Amar y Servir llegaron unos días después con regalos apoyo, ánimo y esperanza.

Tras muchas batallas, una cirugía y más quimioterapias, Adrielito tocó la campana de la victoria en el hospital. Lo hizo disfrazado de Superman, con la cabeza sin cabello, pero con una sonrisa que no necesitaba palabras.

Después de tocar la campana sembró un árbol en el Jardín de la Esperanza, en la laguna de nainari en Ciudad Obregón, lugar al que fueron él y sus papás al recibir aquel diagnóstico.

Tenía menos de dos años. "Conoció primero el hospital que una playa", dice su madre. Hoy corre, ríe y explora el mundo que antes solo podía ver desde la ventana de una sala de quimioterapia.

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DANI, EL PEQUEÑO SPIDERMAN QUE LLEVA MÁS DE 100 QUIMIOS Y SIGUE SONRIENDO

Dani era un niño sano, de esos que no siempre juegan y no se quejan de nada. Un día, la fiebre comenzó a aparecer sin razón, y el diagnóstico llegó como un ladrón en la noche: leucemia. Tenía solo cuatro años.

Su mamá, Milagros Morales, aún se emociona al hablar del proceso: “Como mamá quisiera tenerlo en una burbuja, pero me llena de orgullo verlo tan fuerte”.

Dani ha recibido más de 100 sesiones de quimioterapia, algunas intravenosas, otras intratecales, otras orales. Su rutina los primeros meses del tratamiento lo privó de ir a parques o a la escuela para evitar el contacto con muchas personas. Ha sabido lo que es vivir con extremo cuidado cuando la doctora dice que las defensas están frágiles.

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Pero eso no le ha quitado la alegría. Por fortuna para Dani, hace tiempo tuvo su última quimioterapia intravenosa. Ya camina bien, puede ir a la escuela, juega con su hermano, tiene amigos y sigue soñando bonito.

Le encantan los superhéroes, especialmente Spiderman. Está en la etapa de mantenimiento, ya casi en la semana 140 de un tratamiento largo, y espera tocar la campana en unos meses.

“Su fortaleza, su fe y su alegría lo hacen único”, dice su mamá. Ella también destaca el apoyo de la asociación Amar y Servir a la que conoció un día como hoy, 30 de abril cuando visitaron a Dani en el hospital el Día del Niño.

Hoy, Milagros es voluntaria de Amar y Servir, la asociación que ayuda a que Dani y otros niños como él, encuentren motivos para sonreír en medio del caos.

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UN LLAMADO A VALORAR LA SALUD DE LOS NIÑOS

En este Día del Niño, es necesario rendir homenaje a quienes, como Adrielito y Dani, han cambiado los columpios por las camillas, las tardes en el parque por habitaciones estériles, y los juegos de futbol por juegos de paciencia mientras esperan su próxima consulta.

Son héroes de verdad. Pequeños gigantes con una capacidad inmensa para resistir, adaptarse y sonreír. Ellos y sus familias son la prueba que el coraje no siempre se grita, a veces se susurra en una sala de espera o en el “todo va a estar bien” de una madre quebrada por dentro.

La fe en Dios ha sido fundamental para mantenerse en los momentos más complicados del proceso de sus hijos, afirman hoy varias mamás, mientras ven como el cielo que fue tormentoso parece irse despejando para estos pequeños superhéroes.

Y aunque algunos todavía esperan conocer una playa o brincar bajo el sol sin restricciones, su valentía ya ilumina el mundo.

Hoy, más que nunca, celebremos a todos los niños. Y recordemos que algunos de ellos, aunque aún no han salido del hospital, ya han vencido. Si conoces un niño así, siéntete afortunado porque ha visto en vivo a un superhéroe.

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