Vientos de cambio soplan con fuerza en todo el mundo en distintos sectores de la humanidad, de los cuales, uno que no se ha quedado por fuera de estos vendavales, es el campo, con problemáticas profundas que se vienen arrastrando desde hace algunos años y que hoy, parecen agravarse para poner en una situación de renovarse o morir para los agricultores y ganaderos a nivel mundial.
Podemos decir que esta crisis se hizo visible de manera reciente en países como Francia donde después de vivir los dos años más cálidos en su historia (2022 y 2023), agrupaciones campesinas decidieron salir a manifestarse en las calles en contra del Gobierno por la falta de políticas públicas que apoyen al campo, asimismo, en diferentes partes del mundo comenzó lo que se le puede llamar un levantamiento rural por los complejos momentos que se viven actualmente.
En nuestro país las cosas no son distintas, ya que, problemas ligados al alza en los insumos necesarios para las labores agrícolas, los volátiles mercados internacionales, la inseguridad, la falta de lluvias, las altas temperaturas, el cambio climático, entre muchas otras problemáticas, mantienen al campo mexicano en una severa crisis que se agrava conforme el paso de los años y ha puesto contra las cuerdas al sector primario de nuestro país.
Comencemos por entender la realidad del campo en nuestro país, en la actualidad 46 millones de personas viven en situación de pobreza en México, lo cual es equivalente al 36.3% de la población nacional, de los cuales, prácticamente la mitad viven en comunidades rurales, las cuales, se encuentran sumamente rezagadas en comparación con las urbes mexicanas.
Una vez entendiendo el contexto en el que se encuentra el campo en nuestro país, debemos de poner sobre la mesa un par de situaciones que pudiesen convertirse en la gota que derrame el vaso, hablamos de la sequía, misma que se encuentra en niveles pocas veces vista, ya que, según el Monitor de la Sequía en nuestro país, estados como Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango y Baja California, se encuentran con el 100% de su territorio en algún grado de sequía dificultando actividades primarias como la agricultura y la ganadería, provocando que en el Valle del Yaqui esta temporada se hayan quedado sin producción por lo menos 150 mil hectáreas. De igual forma, para el sector ganadero la situación no pinta diferente, ya que, la falta de lluvias, el alza en los precios de alimentos, suplementos y medicamentos, ha provocado que el gremio ganadero se encuentre en una situación vulnerable, y por si lo anterior fuera poco, la reciente llegada del Gusano Barrenador a los estados del sur del país ha provocado nuevamente el cierre de la frontera con Estados Unidos para la exportación de ganado, justamente en el momento donde el precio del becerro estuvo en montos históricos de casi 160 pesos por kilo, generando así pérdidas por alrededor 11.4 millones de dólares al día.
Sin duda, los tiempos de crisis son también tiempos de oportunidades. Sin embargo, para que estas oportunidades lleguen es necesario que tanto del Gobierno, como de las mujeres y hombre del campo, se cuente con valentía para afrontar los tiempos difíciles y, sobre todo, se tenga la voluntad para dar un paso hacia delante para construir los cambios necesarios en el campo mexicano, con acciones que van desde fortalecer el mercado interno, mejorar la productividad, más y mejores políticas públicas con visión sostenible, utilizar la tecnología en el campo, entre muchas otras posibles soluciones.
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