Dos de los alimentos básicos en México son el bolillo y las tortillas de maíz; ambos son fuentes importantes de carbohidratos y suelen acompañar una gran variedad de platillos.
Sin embargo, aunque se consumen común y tradicionalmente, tanto las tortillas como el bolillo pueden representar una carga significativa de carbohidratos si se consumen en exceso, por lo que es importante moderar su ingesta para evitar posibles efectos negativos en la salud.
Esto no significa que debamos eliminarlos por completo o considerarlos “malos”; más bien, es recomendable conocer su aporte nutricional para tomar decisiones más informadas que nos ayuden a llevar una dieta equilibrada.
TORTILLA DE MAÍZ O BOLILLO

La tortilla es un alimento emblemático en la dieta del mexicano, con raíces profundas en la cultura mesoamericana. Forma parte esencial de una gran cantidad de platillos tradicionales.
Además, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), también aporta minerales como calcio, magnesio, fósforo y potasio, así como niacina, ácido fólico, fibra y varias vitaminas.
El bolillo, por otro lado, es un pan elaborado con harina de trigo, levadura, agua y sal. Se cree que su origen data de la época de Maximiliano de Habsburgo, cuando su panadero introdujo esta receta en México.
Es un acompañamiento versátil que se disfruta tanto en desayunos como en cenas, ya sea con ingredientes dulces o salados.
Una tortilla de maíz de tamaño regular contiene aproximadamente:
- 64 kilocalorías
- 0.7 g de grasa
- 11 g de carbohidratos
- 1.4 g de proteína
- 1.5 g de fibra dietética

Según el Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes, un bolillo de 60 g contiene:
- 183 kilocalorías
- 5.7 g de proteínas
- 39 g de carbohidratos
- 341.4 mg de sodio
A simple vista, la tortilla tiene menos calorías que el bolillo. De hecho, se estima que tres tortillas de maíz aportan aproximadamente las mismas calorías que un solo bolillo. Sin embargo, esta comparación no es absoluta, ya que el impacto de ambos alimentos en tu dieta depende del tamaño de la porción, la frecuencia con la que los consumes y el contexto general de tu alimentación.
Por eso, aunque se podría decir que la tortilla “engorda menos”, lo fundamental es tener claro cuáles son tus necesidades personales y seguir las recomendaciones de un profesional de la salud.