Cada 16 de abril, el santoral de la Iglesia Católica recuerda a Santa Bernardette Soubirous, conocida también como Santa Bernardita de Lourdes, una mística y religiosa francesa que se destacó como vidente de las célebres apariciones marianas en Lourdes.
Su vida, marcada por la pobreza, la fe inquebrantable y el sufrimiento, continúa siendo un faro de esperanza y devoción para millones de creyentes en todo el mundo. Es reconocida como patrona de los enfermos, pastores, pobres y los ridiculizados por su fe.
Bernardette nació el 7 de enero de 1844 en Lourdes, Francia, en una familia que vivía en condiciones económicas precarias.
SU ENCUENTRO CON LA VIRGEN DE LOURDES
El 11 de febrero de 1858, mientras recogía leña junto a sus hermanas, Bernardette experimentó un evento que cambiaría su vida y la de miles de personas. En la gruta de Masse-Vieille (Massabielle), vio a una mujer de apariencia radiante, que más tarde se identificaría como la Virgen María. Este fue el inicio de una serie de dieciocho apariciones consecutivas que conmoverían profundamente a la joven y a toda la comunidad.
Durante estos encuentros, la Virgen reveló su identidad como la “Inmaculada Concepción”, un título que en ese entonces no era ampliamente reconocido en la región. Las autoridades eclesiásticas y civiles, escépticas en un principio, no tardaron en descalificar a Bernardette, acusándola de fantasías. A pesar de las burlas y presiones, la joven mantenía su testimonio firme, considerando las apariciones como un mandato divino.
VOCACIÓN POR LOS ENFERMOS
A lo largo de su vida, Santa Bernardette experimentó un profundo llamado a servir a los enfermos, una vocación que le fue entregada por María, la Virgen a quien había visto en las apariciones de Lourdes.
Aunque su salud ya estaba muy deteriorada, con asma, tuberculosis y un tumor óseo en la rodilla, ella encontró consuelo y fuerza en su entrega a Dios y a los más necesitados. La joven religiosa estuvo confinada a la cama debido a sus enfermedades, pero su espíritu nunca se debilitó. En medio de tanto sufrimiento físico, se mantuvo fiel a su vocación, orando y ofreciendo su dolor por los demás.
Santa Bernardette falleció el 16 de abril de 1879, a los 35 años de edad. A pesar de su corta vida, su legado de fe, sacrificio y servicio a los enfermos sigue vivo hoy. Fue beatificada en 1925 y canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933.
