Dicen que los gatos tienen siete vidas, y en esta historia, un gato, más bien, un hombre apodado “El Gato”, tiene una historia de vida fascinante qué aportar y aquí te contamos.
México es cuna de grande peleadores, quienes han conquistado títulos de boxeo mundial y se han convertido en leyendas, como Salvador Sánchez, Julio César Chávez, Juan Manuel Márquez, Ricardo “Finito” López, entre una enorme camada.
Sin embargo, aunque tuvieron días de gloria, en el ínter o al término de su carrera, la desgracia alcanzó a muchos, quienes terminaron en la calle y en la enfermedad.
Esto le ocurrió a un peleador que se convirtió en promesa de los cuadriláteros, pero la vida le tenía preparada un final muy distinto: Rodolfo “Gato” González, quien más que un peleador de los encordados, se volvió un peleador de la vida, ya que sobrevivió a la muerte siete veces.

SUS SIETE VIDAS
Aunque se le consideraba una promesa del pugilismo nacional, el infortunio tumbó sus esperanzas, pues dejó a medio camino sus sueños y esperanzas, justo a unos años de su debut, lo que le hizo abandonar en el boxeo.
En 1981 empezó a ver el fruto de su profesionalismo, ya que para despedirse de los suyos, armó tremenda fiesta. Además, le regaló una casa a su madre, para vivir lejos de la pobreza que los arropó por tantos años.
Sin embargo, durante la fiesta su vida cambió para siempre, pues además de la casa también había comprado un auto deportivo, un Ford Mustang de motor rugiente, pero cuando transitaba por las calles de la Ciudad de México, un accidente mató a sus cuatro amigos; en cuanto a él, los médicos dijeron que también había muerto.
Pero la muerte no quiso llevárselo, pues cuando los cuerpos fueron llevados al Hospital de Xoco, a fin de que los familiares les reconocieran, pero para sorpresa de todos, cuando su padre levantó la sábana observó el rostro de su hijo, quien emitió un leve gemido. Estaba vivo.
Era la primera vez que Rodolfo la libraba, pero las secuelas del accidente hicieron que su salud se viera mermada por un buen de tiempo, hasta que pudo volver al cuadrilátero.
Año y medio después de la tragedia, regresó al entrenamiento a fin de ganar, pero estaba minimizado. Seis años más tarde, se midió a Patrizio Oliva por el cetro Superliger de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Perdió por decision unánime.
En 1998, “El Gato” tuvo otro regreso, el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) le daría una oportunidad en la misma categoría, en la que se mediría al mismísimo Roger Mayweather, pero a una semana de subir al ring se agarró a golpes con un chofer de transporte público y le asestó una puñalada en la espalda, perforando el pulmón izquierdo. Al hospital de nuevo. Aunque parecía ir muerto, se le “peló” a la muerte. Y aunque reporgramó la pelea, perdió.

De ahí se refugió en el alcohol; en ese estado se accident en una moto, hiriéndose el pulmón “bueno”, pasando otro tiempo en el hospital; desde entonces, los percances se volvieron frecuentes.
El resto de sus cara a cara con la muerte fueron: caída de un árbol de seis metros; lesion pulmonary; vidrio le cae encima y le provoca una herida de 20 centímetros en el costado; durante un asalto le dispararon en la rodilla y una volcadura en un automóvil en una carretera cerró el siete de accidentes de “El Gato” González.
Rodolfo “El Gato” González hizo válida la leyenda que versa que un gato tiene siete vidas, y sí, pues de los siete incidentes, de todos salió vivo.
DOS MUERTES Y LA CÁRCEL LE ARREBATAN LA LIBERTAD

Sin embargo, fue el vicio el que le marcó una línea que Rodolfo González cruzó y le llevó a perder la libertad:
Corría el 5 de octubre, en la casa del boxeador, en la colonia 20 de Noviembre, la Policía encontró a tres tipos golpeados y ensangrentados: dos fallecieron.
Este hecho lo llevó a huir y hacer de las calles su hogar por seis meses; después fue arrestado y llevado ante la justicia. Se le juzgó por el doble asesinato y se le sentención á prisión, en el Reclusorio Oriente, donde siempre ha negado haber participado en el crimen.
Y aunque la vida parecía gris, “El Gato” González supo adaptarse y a recomponer su vida, ya que en la cárcel abrió un gimnasio donde daba clases de box; sin embargo, en 2017 le trasladaron al Centro Varonil de Seguridad Penitenciaria II (Cevasep), donde, de acuerdo con su esposa, los custodies le han abusado y violado sus derechos humanos.
Al final, Rodolfo “El Gato” González pasó de ser una promesa, a formar parte de la nube de boxeadores que, aunque tuvieron cierta gloria, la dejaron escaper por sus malas decisiones, y hoy vive esperando el día que salga en libertad.
