Día de las Madres: Estas son las frases y costumbres que caracterizan a las mamás sonorenses

Las mamás de Sonora son conocidas por su carácter, dedicación a la familia y su habilidad para combinar sabiduría y humor en su día a día

Esmeralda Noriega, orgullosa y ejemplar mamá sonorense. Facebook La Herencia de las Viudas.
Esmeralda Noriega, orgullosa y ejemplar mamá sonorense. Facebook La Herencia de las Viudas.

Cada 10 de mayo, en México se celebra el Día de las Madres, y en Sonora, como en el resto del país, las mamás son protagonistas de una tradición de amor, cuidado y, por supuesto, de frases y costumbres únicas que las hacen inconfundibles.

A lo largo de los años, las mamás sonorenses se han ganado una reputación por su carácter, su gran capacidad para el cuidado de la familia y su habilidad para combinar sabiduría y humor en su día a día.

LAS FAMOSAS "COSTUMBRES" EN LA COCINA

Una de las costumbres más entrañables de las mamás sonorenses es la preparación de caldos calientes, incluso en medio del calor abrasador de la región.

Muchos sonorenses recuerdan con cariño esas comidas que, aunque en plena ola de calor, sus mamás insistían en servir con una taza de café “para que se te quite el calor”.

 Y como señala un usuario en redes sociales, "Las mamás sonorenses viven con el termostato alterado", pues son capaces de desafiar las temperaturas superiores a los 40°C con un caldo caliente, y como ellas dicen, “y alégale al ampáyer”, porque nada las detiene.

FRASES Y ADVERTENCIAS QUE SE QUEDAN GRABADAS

La relación madre-hijo en Sonora está marcada por frases célebres, algunas de ellas capaces de hacer reír y recordar momentos únicos.

Las mamás sonorenses no solo se distinguen por su amor incondicional, sino por sus advertencias, algunas de ellas casi místicas.

 ¿Quién no recuerda cuando te decían: "No comas sandía con leche porque te va a dar diarrea" o "Prohibido comer mariscos en la noche porque caen pesados"?, o cuando le preguntabas qué iban a comer y su respuesta era: “Tolondrones para los preguntones”.

Y, por supuesto, no podían faltar sus famosas frases:

  • “Me voy a levantar y no va a ser ‘dioquis’”
  • "Porque soy tu madre y ¡punto!"
  • "Cuando tengas hijos, te vas a acordar de mí"
  • "Estos platos no se van a lavar solos"
  • "Esta casa no es un hotel"
  • "Mientras vivas aquí, se hace lo que yo diga"
  • "A ver, ¿qué vas a hacer cuando yo me muera?"
  • "¿Y si lo encuentro yo? ¿Qué te hago?"
  • "Si tus amigos se tiran de un puente, ¿tú también?"
  • "¿Pásame el deste que está arriba de la desta?"
  • “Aquí no es restaurante
  • "Cuántos niños de la calle quisieran ese plato de comida"
  • "¡Si te mandas solo, haz lo que tú quieras!"
  • "¿Quieres que te dé una razón para llorar?"
  • "Vas a ver cuando lleguemos a la casa"
  • "En la casa hay frijoles"
  • "Si se quedan solos, se engusanan"
  • "¡Te lo dije!"
  • "Ahí viene el señor del costal y te va a llevar si sigues así."

Y, claro, las famosas expresiones que acompañan a los castigos, como el temido “Te dije que no me contestes”, que siempre venía acompañada de una buena dosis de chanclazos, dejando claro que nada pasa desapercibido.

LA "CHANCLA VOLADORA" Y EL AMOR MATERNAL

Independientemente de las situaciones cómicas o rigurosas, el amor de las mamás sonorenses es inigualable. A pesar de los regaños, las amenazas (como "Ahí viene el señor del costal y te va a llevar si sigues portándote mal"), o las infaltables chanclas voladoras, el cariño que se experimenta es lo que más se recuerda. Y es que, cuando una mamá te dice que “te lo dije” con esa mezcla de frustración y amor, sabes que lo que viene es para tu bien, aunque no lo entiendas de inmediato.