Han pasado siete meses desde que el Gobierno Federal puso en marcha la Estrategia Balam para combatir el robo al transporte de carga en las carreteras del país. A pesar de los esfuerzos desplegados, los retos continúan siendo profundos y complejos. Aunque hay indicios de avances, la violencia en los caminos sigue siendo una realidad para miles de transportistas.
¿QUÉ ES LA ESTRATEGIA BALAM?
La estrategia, presentada en octubre de 2024, es coordinada por la Guardia Nacional junto con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes. Se ha enfocado en 12 estados considerados de alta incidencia delictiva, entre ellos el Estado de México, Puebla y San Luis Potosí. En estos territorios se han intensificado los operativos con un despliegue de más de mil 200 elementos de la Guardia Nacional, cerca de 500 patrullas, tecnología como drones y teléfonos con aplicaciones de monitoreo, así como aeronaves y helicópteros para vigilancia aérea.
Además, se han escoltado más de 17 mil vehículos en rutas identificadas como prioritarias. A pesar de que muchas organizaciones aún no han publicado cifras de impacto, organismos como Canacar, Canapat, Conatram, Amotac y ANTP han mostrado su respaldo a la estrategia y participan activamente en tareas de inteligencia y prevención.

LOS PROBLEMAS QUE ENFRENTA LA ESTRATEGIA
Sin embargo, los datos oficiales reflejan que el problema persiste, ya que tan solo en los primeros dos meses de 2025 se iniciaron mil 806 carpetas de investigación por robo al transporte de carga. Eso equivale a un caso cada 47 minutos. De estos, más de la mitad fueron atendidos por autoridades locales, mientras que el resto quedó en manos del fuero federal.
Aunque hay una reducción del 11.5 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior, la violencia en estos actos continúa siendo alarmante: más del 80% de los robos se cometieron con uso de fuerza, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Cinco entidades concentran la gran mayoría de los casos desde 2018: Estado de México, Puebla, Guanajuato, Michoacán y Jalisco. Los productos más robados en febrero fueron alimentos y abarrotes, seguidos por materiales de construcción, refacciones, electrónicos, línea blanca, hidrocarburos, medicamentos y ropa.
Las cifras también varían según la fuente, ya que mientras que la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada e Industria Satelital reportó alrededor de 16 mil robos en 2024, el Gobierno Federal registró poco más de 12 mil. Para Ricardo Bustamante Medina, presidente de Amesis, esta diferencia refleja un subregistro preocupante.
Aun así, algunos sectores han reportado mejoras. La Cámara de la Industria de Transformación de Nuevo León (Caintra) destacó una reducción significativa en las pérdidas por robo, que pasaron de casi seis mil millones de pesos en 2023 a poco más de dos mil 600 millones en 2024. Esta mejora, según Caintra, se debe a una mayor coordinación entre autoridades de los tres niveles de gobierno.
A pesar de ello, todavía hay áreas gravemente afectadas, como en la región del Bajío, que incluye estados como Guanajuato, Jalisco y Querétaro, se concentró más de una cuarta parte de los robos registrados en el inicio de 2025. Las autopistas más vulnerables fueron la Querétaro-León, la Querétaro-San Luis Potosí y la Guadalajara-San Luis Potosí.
Frente a esta situación, Caintra ha propuesto reforzar la presencia de fuerzas de seguridad en carretera, invertir en infraestructura segura, incorporar más tecnología, enfocar la inteligencia en zonas críticas como el Arco Norte y agilizar los procesos de denuncia.