Aun con las advertencias que General Motors, Ford, Toyota y Mazda habían hecho sobre el impacto negativo de los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quienes fabricaran sus atuos en el extranjero, al parecer ya cayó la primera víctima.
Se trata del fabricante japonés Nissan Motor Co., el cual está sorteando su peor crisis en décadas, ya que al cierre del ejercicio fiscal de marzo, reportó pérdidas anuales de 4 mil 500 millones de dólares.
Debido al impacto negativo que los gravámenes estadounidenses tuvieron, la empresa anunció un agresivo plan de reestructuración en todo el mundo, el cual incluye el cierre de siete plantas de producción, así como el despido de 20 mil trabajadores.

Con esta medida, Nissan pretende frenar la drástica caída financiera, a fin de adaptarse a un mercado incierto.
En cuanto a su desempeño financiero, calificadoras como Bloomberg, refieren que ha sido lo peor que Nissan ha enfrentado des el 2000, cuando Renault le rescató de la quiebra en 2000.
Respecto a la reestructura, Iván Espinosa, presidente ejecutivo de Nissan, reconoció la crítica situación que la empresa está pasando y justificó la medida, al decir que el entorno global es muy volátil, algo necesario para sobrevivir.
Aunque apremiante, para 2027 Nissan bajará 28 por ciento su producción; es decir, un millón de unidades, para quedar en 2.5 millones de vehículos.

Asimismo, pretende ahorrar 500 mil millones de yenes debido a la cancelación de una planta de baterías en Japón.
Por otra parte, la fusión con Honda y la búsqueda de aliados fue un fracaso, ya que pretendía consolidar operaciones en los mercados estadounidense y chino.
Finalmente, dijo que los aranceles afectarán directamente a sus exportaciones desde México y Japón.