Cada 6 de julio, la Iglesia Católica conmemora la memoria de Santa María Goretti, una niña italiana que entregó su vida en defensa de su fe y la virtud cristiana de la pureza. Su trágica historia, marcada por el dolor, la resistencia y el perdón, sigue conmoviendo al mundo más de un siglo después.
Nacida en 1890 en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia, María Goretti Carlini creció en una familia humilde pero profundamente religiosa. Hija de Luigi Goretti y Assunta Carlini, fue la tercera de siete hermanos. A pesar de la pobreza, los Goretti cultivaban una vida de oración y práctica cristiana, acudiendo fielmente a misa y rezando juntos el Rosario.

ACI PRENSA.
¿POR QUÉ ES PATRONA DE LAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL?
El 6 de julio de 1902, a la edad de 11 años, María fue brutalmente atacada por Alessandro Serenelli, un joven de 18 años que intentó abusar de ella mientras se encontraba sola en su casa. María se resistió con firmeza, defendiendo su pureza. En represalia, Alessandro la apuñaló catorce veces. Gravemente herida, la niña fue trasladada al hospital, donde recibió la comunión y la unción de los enfermos.
Antes de morir, María perdonó a su agresor, imitando el ejemplo de Jesucristo. “Lo perdono de corazón”, fueron sus últimas palabras. Su muerte se convirtió en un testimonio de misericordia y fidelidad a Dios.
Alessandro fue condenado a 30 años de prisión. Durante sus primeros años en la cárcel no mostró remordimiento, hasta que, según relató, tuvo un sueño en el que vio a María entregándole flores. A partir de entonces cambió radicalmente su actitud y, tras 27 años, fue liberado por buen comportamiento. Su primera acción en libertad fue buscar a Assunta Carlini, la madre de María, para pedirle perdón. Ella, como su hija, también lo perdonó.
En 1950, el Papa Pío XII canonizó a María Goretti, llamándola “pequeña y dulce mártir de la pureza”. Su figura se consolidó como símbolo de castidad, fortaleza espiritual y perdón.
En 2003, el Papa San Juan Pablo II recordó el ejemplo de María ante los jóvenes del mundo, afirmando que su vida muestra que “la auténtica felicidad exige valentía y espíritu de sacrificio”, e invitó a las nuevas generaciones a redescubrir el valor de la castidad como expresión del amor verdadero.
Santa María Goretti es hoy reconocida como patrona de la juventud, de las víctimas de abuso sexual y de quienes luchan por la pureza del corazón.