Santoral de hoy, 31 de julio: San Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas y patrono de los ejercicios espirituales

Fue beatificado en 1609 por el Papa Paulo V y canonizado en 1622 por el Papa Gregorio XV. Su legado perdura en el corazón de millones de católicos

Santoral de hoy, 31 de julio: San Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas y patrono de los ejercicios espirituales

Cada 31 de julio, la Iglesia Católica conmemora la memoria de San Ignacio de Loyola, uno de los grandes santos de la historia de la Iglesia, fundador de la Compañía de Jesús. Su orden, más conocida como los jesuitas, desempeñó un papel fundamental en la Reforma Católica (también llamada Contrarreforma) de los siglos XVI y XVII, y continúa siendo una de las instituciones más influyentes en el ámbito educativo, cultural y espiritual.

UN FUNDADOR VISIONARIO

San Ignacio nació en Azpeitia, País Vasco, en 1491, y, aunque desde joven se inclinó por la vida militar, un giro dramático en su vida, tras ser herido en la Batalla de Pamplona en 1521, lo llevó a abandonar las armas y seguir un camino religioso. Su conversión comenzó tras leer el libro La vida de Cristo y Flos Sanctorum, los cuales lo llevaron a reflexionar profundamente sobre su vida y el sentido de la santidad cristiana. Esta experiencia, marcada por su vulnerabilidad física, fue decisiva en su decisión de consagrarse al servicio de Dios.

PATRONAZGO DE SAN IGNACIO

San Ignacio de Loyola es patrón de diversas causas, entre ellas, se le reconoce como patrono de los ejercicios espirituales, los retiros y las jornadas de meditación y conversión, prácticas que él mismo promovió a través de sus famosos ejercicios. Además, es patrono de los miembros del ejército y las Fuerzas Armadas, debido a su propio trasfondo militar antes de su conversión religiosa.

FUNDADOR DE UNA ORDEN

San Ignacio fundó la Compañía de Jesús en 1534, una orden religiosa que se caracterizó por su enfoque en la educación, la evangelización y el misticismo. La famosa máxima de la orden, "Ad Maiorem Dei Gloriam" (Para mayor gloria de Dios), refleja su visión de que todas las acciones deben tener como objetivo el honor y la gloria del Creador.

EL LEGADO DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

Uno de los mayores aportes de San Ignacio a la espiritualidad católica es el desarrollo de los Ejercicios Espirituales, un conjunto de meditaciones que guían al creyente hacia un encuentro profundo con Dios, permitiendo un discernimiento espiritual que ayuda a encontrar la voluntad divina en las circunstancias cotidianas.

UN TESTIMONIO DE SANTIDAD

San Ignacio falleció en Roma el 31 de julio de 1556, y su legado perdura en el corazón de millones de católicos alrededor del mundo. Fue beatificado en 1609 por el Papa Paulo V y canonizado en 1622 por el Papa Gregorio XV. Sus restos descansan en la iglesia Gesù de Roma, un lugar de peregrinación para los fieles y devotos de su obra.