Cada 16 de junio, el santoral de la Iglesia Católica conmemora a San Juan Francisco Régis, sacerdote jesuita y misionero francés, considerado el patrono de los misioneros rurales.
San Juan Francisco Régis fue un incansable servidor de los más necesitados, cuya vida estuvo marcada por la entrega, la humildad y la defensa de los marginados.
Nacido el 31 de enero de 1597 en la región de Languedoc, Francia, desde joven mostró un profundo compromiso con la fe y el servicio social. Su vocación se consolidó tras ingresar al colegio jesuita de Béziers y unirse a la Congregación Mariana, donde comenzó su labor junto a los más pobres.
A los 19 años ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en Toulouse. Allí comenzó un camino de discernimiento vocacional que lo llevaría a ser ordenado sacerdote en 1630. Al año siguiente, fue enviado como misionero a su región natal, donde comenzó una extensa labor evangelizadora en comunidades rurales francesas, muchas de las cuales estaban influenciadas por el protestantismo.

“Juan Francisco hace el oficio de cinco misioneros”, decían sus compañeros, admirados por su entrega. Durante su misión, fundó refugios para mujeres rescatadas de la prostitución, organizó talleres de costura para su reinserción social y promovió cadenas solidarias para socorrer a los afectados por la plaga de Toulouse en 1631. No era raro que enfrentara amenazas e incluso agresiones por parte de quienes se oponían a su trabajo.
En vida ya era conocido como “el santo” por quienes lo rodeaban, aunque él evitaba los halagos. Su influencia fue tal que incluso el Santo Cura de Ars, San Juan María Vianney, llegó a decir: “Todo lo que he hecho se lo debo a él".
San Juan Francisco Régis falleció en 1640, con solo 43 años, pero su legado espiritual y social trascendió fronteras. Fue beatificado en 1716 y canonizado el 16 de junio de 1737. En 1947, el Papa Pío XII lo proclamó patrono de los misioneros rurales, mientras que los jesuitas franceses lo veneran como su santo patrono.