El ají charapita, originario de la Amazonía peruana, principalmente de las regiones de Loreto y Ucayali, es una joya de la gastronomía que ha llamado la atención de chefs y amantes del picante alrededor del mundo.
A simple vista, no parece un chile: su diminuto tamaño, similar al de una pequeña baya silvestre, y sus tonos vivos lo hacen parecer más un fruto decorativo que un ingrediente de cocina. Sin embargo, tras esa apariencia se esconde un sabor único, una historia milenaria y un precio que lo coloca entre los chiles más costosos del planeta.
UN CHILE CON HISTORIA
Perú y Bolivia son reconocidos como los principales centros de diversidad del género Capsicum. De hecho, se cree que Perú es la cuna original del chile, con registros de cultivo que superan los 4,000 años.
Dentro de esa vasta tradición, el ají charapita ha sido bautizado como “la madre de todos los chiles” debido a su cercanía con variedades silvestres y su influencia en el desarrollo de nuevas especies.
¿CUÁL ES EL SABOR DEL AJÍ Y SUS USOS EN LA COCINA?
El ají charapita ofrece un sabor afrutado y floral, con un nivel de picor medio que ronda las 50 mil unidades Scoville, similar al del chile de cayena, pero menos intenso que el habanero.
Se utiliza principalmente como condimento final: fresco, se machaca en sopas, guisos y carnes; seco, se convierte en polvo o escamas que elevan el sabor de cualquier platillo.
En Perú, el ají charapita es un ingrediente esencial en muchos hogares, pero también una planta con gran potencial ornamental y culinario para cultivar en casa. Su producción abundante, su resistencia en climas cálidos y su sabor versátil hacen que cada fruto valga la pena.
¿POR QUÉ EL AJÍ CHARAPITA ES TAN CARO?
Aunque circula el mito de que su precio alcanza hasta 25 mil dólares por apenas un kilo, la realidad es que en el mercado internacional el ají charapita seco puede encontrarse a unos 10 dólares la onza, lo que equivale a 320 dólares por aproximadamente 900 gramos.
Aun así, este valor sigue siendo muy superior al de especias de alta gama, que rondan los 3 dólares la onza.
El elevado precio se debe a que se necesitan cerca de 20 mil frutos para obtener apenas 2 libras secas. Cada chile mide lo que un guisante, por lo que la cosecha y el secado son procesos laboriosos y manuales.
Esa combinación de tamaño diminuto, cultivo intensivo y alta demanda es la que lo ha convertido en un lujo gastronómico.
En definitiva, el ají charapita no solo es un chile exótico y delicioso: es también un símbolo de la riqueza agrícola del Perú y una prueba de cómo un fruto tan pequeño puede alcanzar un valor tan grande en la gastronomía mundial.