Las encuestas no favorecen a Maduro, ni a Guaidó

A casi cuatro meses de que Juan Guaidó juramentara como presidente encargado de Venezuela, el joven dirigente y el frente opositor aglutinado en torno a él atraviesan por un momento crítico cuyo principal componente es la decepción ciudadana por el incumplimiento de su promesa mayor: la salida del presidente Nicolás Maduro del poder.


Guaidó generó la expectativa de que el cambio político en Venezuela se produciría “pronto”, e incluso algunos líderes opositores dijeron en diferentes etapas de la confrontación de los últimos meses que Maduro caería en cuestión de “horas”.



Pero pasan días y semanas sin que eso ocurra, y los frustrados intentos de la oposición y de Estados Unidos para producir un quiebre en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a favor de Guaidó han acabado por desgastar a la coalición política que lucha por la defenestración del gobernante chavista.



Maduro también se ve debilitado por su reducida capacidad para dar respuestas a la profunda crisis económica, política y social de Venezuela, y porque sabe que el chavismo es una fuerza política que lo trasciende y que cada día tiene más incentivos para prescindir de él.



Pero es un hecho que Maduro sigue en el poder y que le ha demostrado a la oposición y a Estados Unidos que subestimaron su capacidad de resistencia.



El investigador Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario en Colombia, dice que el tiempo ha jugado a favor del mandatario chavista y contra la oposición y, en ese escenario, la prolongación de la crisis ha terminado por producir “una gran frustración” entre amplios sectores de ciudadanos que quieren un cambio político en el país.