Francisco Guerrero Aguirre
Ante esta emergencia, el Fondo Monetario Internacional ha presentado un plan de cuatro puntos, sobre lo que han denominado “la construcción del puente hacia la recuperación”.
Covid-19 es una catástrofe de dimensiones profundas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en su último informe, señaló que la pandemia tendrá efectos perjudiciales en las economías de la región, cuyo resultado conjunto conducirá a una de las mayores catástrofes económicas de la historia.
Se prevé una contracción regional promedio de -5.3% del PIB para 2020. La tasa de pobreza aumentaría en 4.4 puntos porcentuales al pasar de 30.3% a 34.7%, lo que significa un incremento de 29 millones de personas. La pobreza extrema crecería en 2.5 puntos porcentuales, pasando de 11% a 13.5%, lo que representa un incremento de 16 millones de personas.
La catástrofe se ha transmitido a América Latina y el Caribe a través de cinco canales: una reducción del comercio internacional, la caída de los precios de los productos primarios, la intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales, una menor demanda de servicios turísticos y una reducción de las remesas.
Quienes tienen el mandato democrático para gobernar sus respectivos países requerirán de una estatura política paralela a la de los líderes que sufrieron y sobrevivieron la Segunda Guerra Mundial. Son momentos para sumar voluntades y articular esfuerzos. Son momentos de grandeza y solidaridad.
Hace tan sólo tres meses, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), de los 189 países miembros, se esperaba para el 2020 un crecimiento positivo del ingreso per cápita en más de 160 países. En la actualidad ese número ha dado un giro de 180 grados. Ahora se proyecta que más de 170 naciones experimentarán un crecimiento negativo del ingreso per cápita este año.
Ante esta emergencia, el FMI ha presentado un plan de cuatro puntos, sobre lo que han denominado “la construcción del puente hacia la recuperación”. En síntesis, se propone:
Primero, continuar con las medidas de contención imprescindibles y respaldar los sistemas sanitarios. Prioridad al gasto sanitario para pruebas de detección y equipamiento médico, pagar a personal médico y asegurar que los hospitales y las clínicas de campaña puedan funcionar.
Segundo, proteger a las personas y empresas afectadas con medidas fiscales y para el sector financiero que sean amplias, oportunas y focalizadas. Es imperativo tender un salvavidas a los hogares y a las empresas.
Tercero, reducir la tensión del sistema financiero y aumentar liquidez para un grupo más amplio de economías emergentes, proporcionando un mayor alivio fiscal con impacto positivo en lo social.
Cuarto, planificar la recuperación, reduciendo al mínimo los posibles efectos de las cicatrices de la crisis. Flexibilizar gradualmente las restricciones sobre la base de evidencias claras de que la epidemia esté retrocediendo. Quienes tengan más recursos y espacio de maniobra para la aplicación de políticas tendrán que hacer más; los otros, con recursos limitados, necesitarán más apoyo.
BALANCE
Más de 90 países han presentado solicitudes de financiamiento de emergencia ante el FMI, que dispone de una capacidad de préstamo de 1 billón de dólares. Como lo ha apuntado con razón la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se necesita una respuesta multilateral a gran escala, aproximadamente del 10% del PIB mundial, para atenuar el impacto socio-económico de la pandemia. Por ello, El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha resuelto unirse en una respuesta hemisférica a la crisis de Covid-19, bajo los principios de democracia, cooperación y la solidaridad entre los Estados miembros.
Ante una catástrofe brutal de tales dimensiones, es urgente fortalecer la cooperación y la solidaridad hemisféricas para contener, mitigar y derrotar la pandemia y sus múltiples consecuencias. Combatir esta emergencia requerirá de liderazgo democrático, eficacia en la toma de decisiones y, sobre todo, de medidas oportunas para salir de la catástrofe y comenzar un camino de recuperación que logre ser sustentable. Tiempos de prueba para todos.