El yoyo es un juguete que a menudo recordamos con nostalgia y, a pesar de ser difícil de creer, posee una historia fascinante que se extiende a siglos atrás y, aunque actualmente es un producto de diversión, sus raíces y transformaciones muestran un viaje cultural asombroso.
LOS ORÍGENES DEL YO-YO
A pesar de que no se puede atribuir la creación del yoyo a un único individuo, es conocido que este juguete proviene de diferentes culturas.
Hace cerca de 500 años, en Filipinas se usaba un objeto semejante denominado "bandalore" o "yo-yo", que constaba de dos discos de madera juntados por un eje y una cuerda. Este artefacto no solo funcionaba para jugar, sino que también se empleaba como instrumento de caza.
Asimismo, el yoyo ha formado parte de otras culturas ancestrales. Por ejemplo, en Grecia se han hallado representaciones de jóvenes jugando con objetos parecidos, mientras que en China y en diversas naciones europeas, se han registrado también variantes del yoyo, aunque con distintas formas y nombres.
LA EVOLUCIÓN HACIA EL YOYO MODERNO
El yoyo, tal y como lo conocemos en la actualidad, se originó en 1928, con Pedro Flores, un inmigrante filipino que vivía en Estados Unidos, iniciando la fabricación comercial de yoyos.
Su emprendimiento difundió el juguete en América para que luego Donald F. Duncan obtuviera los derechos de producción y promoción para que su compañía, Duncan Toys, desempeñara un papel crucial en la expansión mundial del yoyo.
EL ARTE DE JUGAR CON EL YOYO
Jugar con el yoyo va más allá de simplemente hacerlo subir y bajar. Existen numerosos trucos que requieren destreza y práctica.
Ejemplos de esto son los siguientes:
- Dormilón: Lanzar el yoyo hacia abajo y mantenerlo girando en la cuerda antes de que regrese a la mano.
- Pasear al perro: dejar que el yoyo ruede sobre el suelo mientras se sostiene la cuerda.
- Balancear al bebé: crear una figura con la cuerda y balancear el yoyo en su interior.
- Alrededor del mundo: hacer girar el yoyo en un círculo amplio antes de recogerlo.
- Trapecio: Lanzar el yoyo y atraparlo en una cuerda tensa, como un trapecista.
- Dividir el átomo: realizar una serie de movimientos complejos que hacen que el yoyo se desplace entre diferentes segmentos de la cuerda.
- Doble o nada: envolver el yoyo en la cuerda dos veces antes de realizar el truco.