Por: Eduardo Sánchez
Desde entonces, me he casado, recibido a dos hijos sanos y hermosos al mundo, y alcanzado niveles de profesionalismo que nunca hubiera soñado”, escribió Frederick en su comunicado.
Cuando desarrollé Síndrome de Guillain-Barré, no sabía cómo lidiar con las cosas. Estaba asustado. Esa experiencia me obligó a reevaluar mi vida y mis prioridades. Pasé buena parte del año pensando en el pasado y futuro.
Me percaté de cuán afortunado era de poder jugar para vivir. Me di cuenta de lo afortunado que era por haber hecho amigos y convertirme en compañero de equipo de grandes hombres".