La secreción de caracol se ha convertido en un ingrediente popular en productos para la piel, pero ¿qué tan efectivos son sus beneficios
Por: Jhoanna Ontiveros Peraza
En los últimos años, la mucina de caracol también conocida como secreción o baba de caracol ha ganado una enorme popularidad dentro del mundo del cuidado de la piel, especialmente en Corea del Sur y ahora en Norteamérica, que se posiciona como uno de los mercados con mayor crecimiento para estos productos. Pero esta tendencia viral en redes sociales tiene raíces mucho más antiguas.
De acuerdo con registros históricos, los antiguos griegos ya utilizaban la baba de caracol con fines medicinales, mientras que en la década de 1980, criadores chilenos notaron que manipular caracoles mejoraba la suavidad de sus manos y aceleraba la cicatrización de heridas, lo que impulsó su uso cosmético en Sudamérica.
¿PARA QUÉ SIRVE LA MUCINA DE CARACOL?
Dermatólogos y científicos explican que la baba de caracol está compuesta por ingredientes como ácido hialurónico, alantoína, péptidos y ácido glicólico, los cuales ayudan a hidratar, exfoliar y estimular la producción de colágeno, favoreciendo la regeneración de la piel.
Por su parte, la dermatóloga Elizabeth Bahar Houshmand, miembro de la Academia Americana de Dermatología, señala que la mucina puede reducir:
- Inflamación
- Mejorar la elasticidad
- Disminuir las líneas finas gracias a sus antioxidantes y vitaminas A y
No obstante, advierte que aún se requieren ensayos clínicos más amplios para confirmar muchos de sus efectos.
¿LA MUCINA DE CARACOL FUNCIONA REALMENTE PARA EL ANTIENVEJECIMIENTO?
Un estudio clínico de 2015 reveló que, tras cuatro semanas de uso continuo de mucina de caracol en el rostro, los participantes mostraron mejoras visibles en arrugas, firmeza y densidad de la piel. Otros estudios han mostrado que la secreción de caracol protege contra el daño ambiental, como la exposición al ozono, y puede reducir la inflamación causada por el estrés oxidativo.
Además, investigaciones preliminares indican que esta sustancia podría tener propiedades antibacterianas y antifúngicas, útiles no solo en cosmética, sino también en medicina, ayudando a tratar heridas, quemaduras e incluso a inhibir el crecimiento de células cancerígenas de la piel en laboratorio.
Respecto al acné, la mucina de caracol podría ser una aliada gracias a sus propiedades antimicrobianas y a la presencia de ácido glicólico, conocido por su efectividad en el tratamiento de comedones.
Aunque los resultados iniciales son prometedores, los expertos coinciden en que es necesario seguir investigando para comprender completamente los mecanismos y efectos a largo plazo de este ingrediente.