Consumirlo con demasiada frecuencia podría no ser tan beneficioso como parece, y hay razones científicas para moderar su consumo
Por: Brayam Chávez
El sushi se ha ganado un lugar privilegiado en la dieta de muchas personas, gracias a su sabor fresco, presentación atractiva y la idea de que es una opción saludable. Sin embargo, consumir sushi con demasiada frecuencia podría no ser tan beneficioso como parece, y hay razones científicas para moderar su consumo.
¿POR QUÉ NO PODEMOS DIGERIR EL SUSHI COMO LOS JAPONESES?
Uno de los ingredientes más comunes del sushi es el alga nori, la cual contiene azúcares complejos que pueden resultar difíciles de digerir para muchas personas. Un estudio llevado a cabo por científicos de la Estación Biológica de Roscoff (Francia) reveló que solo los japoneses poseen ciertas enzimas intestinales capaces de descomponer estos carbohidratos de manera eficiente.
Estas enzimas, que se originan en bacterias marinas, están presentes únicamente en el intestino de personas que han estado expuestas a estos microorganismos durante siglos, como es el caso de los japoneses.
A través de un proceso evolutivo y gracias al consumo constante de algas desde hace siglos, su flora intestinal ha desarrollado esta capacidad digestiva especial. Por desgracia, este tipo de adaptación no se puede adquirir fácilmente solo por consumir sushi ocasionalmente.
Además, las algas que se comercializan actualmente suelen estar tostadas, lo que impide que las bacterias marinas responsables de transferir estos genes lleguen al intestino y desarrollen esta misma simbiosis en otras poblaciones.
EL EXCESO DE ALGAS Y SUS RIESGOS PARA LA SALUD
Más allá de la digestión, las algas en general pueden representar ciertos riesgos emergentes para la salud. En 2015, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) incluyó a las algas dentro de los 18 problemas alimentarios emergentes debido a la falta de regulación en el mercado y a su potencial para acumular compuestos tóxicos.
El bioquímico J.M. Mulet advierte que el término “algas” engloba especies con propiedades muy distintas entre sí. Algunas contienen cantidades elevadas de yodo, como el alga kombu, lo cual puede afectar la glándula tiroides si se consume en exceso. La cantidad diaria recomendada de yodo es de 150 microgramos en adultos, y algunas algas superan ampliamente este límite.
Asimismo, otras variedades como la hijiki presentan concentraciones preocupantes de arsénico, un elemento tóxico y cancerígeno. Por esta razón, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) aconseja evitar su consumo y optar por alternativas más seguras.
¿QUÉ PASA CON EL PESCADO CRUDO Y EL ANISAKIS?
Otro de los temores frecuentes en torno al sushi es el riesgo de contraer anisakis, un parásito que puede encontrarse en el pescado crudo. Sin embargo, este riesgo suele estar mitigado por el uso de jengibre, un acompañamiento habitual en los platos de sushi. Un estudio ha demostrado que el jengibre posee propiedades antihelmínticas, es decir, puede ayudar a combatir parásitos intestinales como el anisakis.