Por: Eduardo Sánchez
Alrededor de tres kilómetros de canal se encuentra embovedado, desde la entrada sur de la ciudad hasta enfrente del fraccionamiento Villa Dorada y por sus bordos hay circulación vehicular por pavimento.
Dentro de las estadísticas fatales, en agosto de 2018 se recuerda el recate del cuerpo de un joven de 18 años de edad, de nombre Javier Urías Figueroa, quien, al tratar de hacer sus necesidades fisiológicas, resbaló y cayó a las aguas del canal.
Al igual que este joven, cientos de personas han perdido la vida en el canal Las Pilas y muchos otros afortunadamente han sido salvados de morir ahogados.
En marzo de 2016, Jairo García fue testigo de un rescate heroico. Un hombre que pasaba en su vehículo por el canal, se percató que una mujer se encontraba en las aguas y sin pensarlo arriesgó su vida para salvarla.
“A él no le importó mojarse su pantalón de mezclilla, su ropa… a él no le importó que se mojara su teléfono o su billetera, él simplemente se tiró al canal para ayudar a la señora a pesar de que todos le gritaban que no se aventara,” recordó García Jarcia.
Y es que a este joven empleado de una tienda de refacciones le tocó presenciar el heroico rescate, justo en el sitio donde ocurrieron los hechos.
Jesús Edmundo Valdez Reyes, secretario técnico de la Unidad Municipal de Protección Civil, reveló que en 2018 fallecieron tres personas ahogadas en el canal Las Pilas.
“Siempre el canal es un riesgo latente para la gente, sobre todo en la temporada de riego donde suele llevar más agua y que divide la ciudad. Hay muchas colonias asentadas en las márgenes y muchas personas que gustan de bañarse en estos lugares,” precisó.
Dijo que apenas la semana pasada un grupo de bomberos entrenaba en rescate de aguas en el canal Las Pilas, sin imaginar que a los días siguientes tendrían que participar en la búsqueda de un menor de 8 años de edad.
“Exhortar a los padres de familia que tengan mucho cuidado con sus hijos, que sepan dónde están en todo momento, no podemos permitir que pasen este tipo de cosas por descuido,” externó.
Vecinos del lugar, aseguran que antes de embovedar al canal, también era un peligro latente, porque antes solo había unos tubos donde la gente tenía que utilizar para cruzar el canal.
“En aquellos tiempos yo si me animaba y por no dar la vuelta, me arriesgaba, pero un día me llevé un gran susto, pues con todo y mi borrachera, estuve a punto de caer a las aguas del canal,” recordó Enrique Ley.