Por: Eduardo Sánchez
Al momento se han realizado un total de 18 autopsias. El trabajo requiere de una rigurosa metodología científica y consiste primeramente en determinar la correspondencia entre los restos óseos y los huesos de cada osamenta, para después establecer el sexo de la persona, talla, entre otras particularidades.
En el Laboratorio de Inteligencia Científica Forense (CIF), las piezas óseas se someterán a diversos análisis.
El proceso inicia con el lavado de las muestras para eliminar todas las impurezas que pudieran tener adheridas y después pasa por un proceso de secado para ser introducida al flujo de procesamiento de genética que consta de varias actividades: extracción, cuantificación, amplificación, electroforesis capilar, es decir, separación técnica química para la separación biológica, análisis de resultados y elaboración de dictámenes. Por el momento, sólo un cuerpo fue identificado y entregado a sus familiares.
En virtud de que el resto son osamentas completas, serán sometidas a análisis por parte de médicos forenses, peritos y el antropólogo especializado en identificación humana que fue enviado exprofeso para apoyar en esta tarea por la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y que estará en Sonora, la próxima semana.
Será hasta que se tenga la certeza científica, derivada de la confrontación genética que arroje resultados positivos, cuando se entreguen los cuerpos u osamentas a los familiares.