Banco obliga a señora enferma a ir por tarjeta… ¡en ambulancia y camilla!

Por: Eduardo Sánchez

Empleadas de distintas sucursales de Santander desecharon cartas notariadas, lo que hizo que la dama fuera llevada de una a otra, hasta que una directiva dijo que no era necesaria tanta vuelta



Enferma de miastenia grave, padecimiento que le debilita los músculos al grado de no caminar y presentar dificultad para hablar, una señora fue obligada por una institución bancaria a acudir personalmente por sus tarjetas de débito... ¡en camilla, con tanque de oxígeno y ambulancia!


Quien sufriera esta intensa movilización fue la señora Guadalupe Robles Ríos, de 76 años de edad, y debido a su condición tuvo que ser llevada por sus hijos hasta la sucursal de Santander Obregón y Constitución, en Culiacán, Sinaloa, donde requerían su presencia para darle su plásticos: uno de nómina y otro de la pensión.



Su hija, Yadira Guadalupe, explicó que para no mover a su madre llevó al banco una carta notariada y certificada, así como el dictamen médico; sin embargo, le pusieron muchos obstáculos para renovarle los plásticos y le dijeron que su mamá debía estar presente.


La travesía de doña Guadalupe inició a las 8:00 horas, que inició la movilización a fin de estar en el banco a las 9:00 horas, para ser la primera en la fila; sin embargo, una de las subdirectoras que omitió su nombre le pide el dictamen y las credenciales de todos los hijos de la señora, sin considerar el acta notariada.



Yadira calificó de ilógico que a una persona vulnerable le pongan tanta traba para entregarle las tarjetas, que deberían considerar a personas discapacitadas que no pueden acudir al banco por ellas.


Doña Guadalupe tuvo 7 hijos y aunque todos se hacen cargo de ella, quien está al pendiente de las gestiones es Yadira, que ante la situación se lamentó que no existiera sensibilidad del personal bancario para solucionar este tipo de situaciones a personas vulnerables.



Al filo de las 11:00 horas, y luego de haber visitado varias sucursales, la ambulancia se detiene en una última sucursal, donde la subdirectora recibe a doña Lupita y les dice a los hijos que no era necesario haberla bajado de la unidad, que con la presencia de ellos, la carta notariada y el dictamen médico era más que suficiente.


Al final, y después de haber conseguido renovar las tarjetas, doña Guadalupe se muestra contenta, y en lo poco que puede hablar se muestra feliz por haber obtenido los plásticos.