Una buena noticia

Por: Eduardo Sánchez

Una buena noticia protagonizó ayer la señora Elvia Ochoa Cejudo, a su salida del hospital del IMSS tras aferrarse a la vida a pesar del inmenso daño ocasionado por un sujeto desquiciado que le golpeó en la cabeza con un bate de beisbol.

Hay quienes hablan de un milagro divino y hasta hay que aceptar que eso es posible, pues no era congruente que una persona emprendedora, trabajadora, luchona, perdiera la vida a causa de un malviviente que quiere vivir sin trabajar.

De todos modos, en la cárcel recibirá gratuitamente hospedaje y alimentación con el trabajo de todos los mexicanos, pero al menos pagará mínimamente el daño causado tanto a la comerciante como a su familia y a la sociedad en general, que cada día despierta ahora con el Jesús en la boca a causa de la violencia experimentada por estas tierras.

Hasta eso que, como dicen las crónicas periodísticas, la navojoense se despidió de buen humor de todos los que la atendieron en el Seguro Social.

Y eso demuestra no solamente su entereza como ciudadana sino su gratitud después de un proceso durante el cual mucho se temió, la verdad sea dicha, un desenlace poco favorable.

Por fortuna para ella y su familia, están comenzando a salir de un proceso complicado y llega ahora la etapa de la recuperación, que debe ser acatada con puntos y comas para que al final los suyos puedan seguir disfrutándola por muchos años más.

"Gracias a Dios, y a todas las oraciones de mucha gente, mi madre ya está en con nosotros. Ella ahora deberá tener una recuperación desde casa. De hecho, los médicos le prohibieron las visitas", dijo su hijo.

Lógicamente, esta noticia llena de júbilo a todo mundo, pero al mismo tiempo obliga a reflexionar sobre los tiempos actuales en los que los malos parecen estar ganando una batalla poco favorable para los ciudadanos.

Son más los integrantes de esta sociedad que tienen en sus mentes el emprendedurismo y el trabajo honesto como vías para salir adelante.

No es posible que todos ellos vivan atemorizados por unos cuantos a los que les gusta el dinero fácil y la vida de lujos mediante un “trabajo” de ilegalidades.

Hace falta que esa mayoría se una y eche a patadas a quienes provocan inestabilidad en las familias y en la sociedad.

El hecho de alimentar a la juventud con drogas y sueños con lujos por dedicarse a delinquir, no debe ser más una forma de vida.

Jamás hay que acostumbrarse a la violencia, pero se requiere el trabajo conjunto de sociedad y gobierno para superarla.

Cada uno de nosotros tenemos una labor por realizar, desde nuestra respectiva trinchera, para alejar a los malosos de nuestras vidas.

Así, y sólo así, se construirá un mejor porvenir para todos.
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