Comprender que el juego cambió es crucial para adaptarse a él; del lejano 2018 a la fecha, los partidos políticos en México cometen los mismos errores
Por: Manuel Borbón
Comprender que el juego cambió es crucial para adaptarse a él; desde el lejano 2018 a la fecha, los partidos políticos en México cometen los mismos errores
Podemos citar el comienzo de esta fatídica serie, en julio de 2018, hace poco más de seis años, cuando, luego de unas elecciones atípicas e históricas, el juego del poder en México cambió, lo que hasta ese entonces estaba escrito, terminó por derrumbarse con resultados que nadie veía venir y, sobre todo, con una reacción de la ciudadanía que hoy parece haberse convertido en una especie de cultura que ha ido avanzando hasta convertirse en una pandemia a nivel nacional.
Hablamos, por supuesto, del arrollador triunfo que obtuvo Morena en las elecciones presidenciales de 2018, donde es sabido por todos que, en el caso de la Presidencia de la República, el favorito para llevarse las elecciones era el tres veces candidato Andrés Manuel López Obrador, quien en una campaña digna de estudiarse logró posicionar a un partido que hasta entonces era prácticamente inexistente, mientras sus rivales más cercanos, PRI y PAN, se enfrascaron en una lucha intestina donde el primero se dedicó a destrozar cualquier posibilidad del segundo de tener siquiera posibilidades de competencia.
Fue justamente en ese momento donde el papel cambió: Morena y sus aliados no solamente lograron la Presidencia de la República, sino que también lograron triunfos no vistos durante muchos años en México, es decir, lograron mayoría en congresos locales, Congreso de la Unión, gubernaturas y alcaldías, lo que los posicionó de un momento a otro como la primera fuerza política del país y generó un fenómeno que, hasta la fecha, pocos han logrado comprender para actuar en consecuencia.
Entender que el juego cambió es crucial para adaptarse a él; sin embargo, desde ese lejano 2018 hasta la fecha, los partidos políticos en México parecen seguir sin entender la trama de esta serie, con capítulos que se repiten cada tres años, volviendo a cometer los mismos errores. Comprender este contexto nos ayudaría en su momento a tomar mejores decisiones, pero es importante ver el panorama, ya que cuestiones como el ascenso al poder de liderazgos como el de Trump en Estados Unidos, Milei en Argentina y Bukele en El Salvador nos hacen entender que estamos viviendo una nueva época y que caminamos a la par de la historia. Por eso, mecanismos como el “Latinobarómetro”, que miden las democracias de Latinoamérica, advierten sobre el surgimiento de nuevas tendencias entre la sociedad en las que el apoyo a la democracia se encuentra en su nivel más bajo de los últimos 30 años; en contraste, la cifra de quienes afirman “darles lo mismo” si el Gobierno es democrático o autoritario se encuentra en su nivel más alto, siendo México uno de los países con menor apoyo a la democracia, tan sólo por encima de Guatemala y Honduras.
Asimismo, tendencias “políticamente incorrectas”, con nuevas formas de discurso y de hacer política, la irrupción de la Inteligencia Artificial y la llegada de nuevos conceptos sobre lo que la gente quiere de sus gobiernos han puesto contra la espada y la pared a los partidos políticos en México. Entiéndase a estos como todos los institutos políticos: desde los tradicionales como PRI, PAN y el extinto PRD, quienes siguen con las mismas formas y fondos de hacer política a pesar de los pesares, con honrosas excepciones como en Coahuila y Durango; un Movimiento Ciudadano que le ha costado mucho pasar de un partido promesa a un partido serio; hasta Morena, quienes se mantienen fuertes, en gran medida capitalizando las fallas de los antes mencionados, con fisuras que se asoman en el horizonte como las de Carlos Manzo, presidente independiente de Uruapan, Michoacán.
Quienes desde la política no quieran entender que vivimos en una etapa de cambio en todos los aspectos –desde la televisión por cable a las series por Netflix, de las revistas de moda a los “GRWM” por TikTok, de los deportes tradicionales al slowpitch y pádel, de las enciclopedias a la Inteligencia Artificial, tendrán que acostumbrarse a ser los nuevos “migajeros del poder”.
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