Por: Eduardo Sánchez
Cual si fueran anhelos de un dios malvado, se ciernen sobre mi tierra los cuatro jinetes del Apocalipsis, llevándose todo entre sus patas. El pueblo está sufriendo ante tanto dolor, injusticia, estupidez y odio. Los demonios andan sueltos, o, mejor dicho, siguen sueltos y alterados.Violencia extrema, saña inaudita, “conservadores contra liberales”, sentidas muertes por la pandemia, contagios crecientes, anarquía en las calles, desobediencia civil, incertidumbre, miedo, y a todo esto ojalá que no se le sume otra cabeza al monstruo que nos acecha: la falta de agua.
Confío en que Dios mediante o Tláloc, o la naturaleza, no tardan en llegar las lluvias, pero igual he aprendido que no debemos de dar las cosas por sentado, excepto que un día vamos a morir. De ahí en fuera todo es incierto. El caso es que sobre nuestro querido Cajeme, ronda la delicada posibilidad de que escasee el agua, y ahí sí, ni quien se salve, a menos que puedan emigrar a otro lugar. Y es que en estas tierras semidesérticas no le damos el valor ni mucho menos el cuidado y optimización de tan sagrado recurso que viene a ser un asunto de seguridad nacional pero a casi nadie parece importarle. Yo sé que mientras tengamos un Distrito de Riego del Río Yaqui, tan comprometido y capaz hay esperanzas, pero no veo por ningún lado a ningún nivel de gobierno, instituciones, asociaciones, cámaras, ciudadanos, prácticamente a nadie, fomentando la cultura del cuidado del agua. Tal parece que vivimos en algún lugar de Canadá o cerca de los grandes lagos de EU, pero nadie nunca, o casi nadie casi nunca, ni los medios de comunicación, se han ocupado de fomentar el buen uso y cuidado del agua. Vamos, ni siquiera el Organismo Operador Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Cajeme, el OOMPASC, hace lo suyo en este aspecto, a tal grado que en muchos casos prefieren cobrar cuota fija, 26 metros cúbicos, en lo residencial, provocando despilfarros del vital líquido, que obligar al usuario a contar con medidor, eso sin contar que no le entran de forma eficiente al tema. Siento que las autoridades ven que este tema pudiera tener “costo político” o, de plano, viven en mundos paralelos.
En este momento la presa Álvaro Obregón, (Oviáchic), se ha “recuperado” un poco en su embalaje pasando de un 40% a un 48.8% de metros cúbicos de agua; es decir, en estas tierras, en donde está comenzando el verano, no tenemos cubierta ni la mitad de nuestras reservas. También sabemos que algunos pozos se han secado o se han salado.
Quizá suene alarmista, pero eso es mejor que mantenerse al margen del tema del agua. La falta de este recurso sí que aniquilaría todo y a todos, sin distinción de estatus social, credos o razas, es algo serio. Sin agua no hay vida, así de simple.
En pocas palabras, creo que es momento de iniciar una constante y efectiva campaña por la cultura del cuidado del agua, incluyendo el pagarla en tiempo y forma, optimizarla al máximo, tener siempre en la mente que es nuestra responsabilidad hacerlo, señalar a quien no lo hace y, no solo eso, exigir que se aplique la ley a quien la desperdicie, mal use o no la pague. Es por el bien de todos, que ya con los problemas que traemos encima son suficientes. Salud.