Pasar del dicho al hecho debe ser efectivo para alcanzar los objetivos de una sociedad que exige avanzar más allá de las buenas intenciones
Por: Mario Saucedo Gómez
Desde siempre se ha dicho que se ha buscado cómo cambiar la fisonomía económica de los municipios con bajo desarrollo, los cuales, desde hace bastante tiempo, se encuentran en estancamiento.
Se ha hecho poco para que encuentren el camino hacia la prosperidad, lo que se refleja en el decaimiento de su imagen urbana y rural, donde una buena parte de la población enfrenta muchas necesidades.
Parece que toda la preocupación gira en torno al discurso, sin acercarse a la realidad de las acciones necesarias para cumplir los objetivos que la sociedad demanda.
Apostarle de forma continua a la esperanza de que las cosas cambien ha sido siempre uno de los propósitos sociales, aunque en la mayoría de los casos sólo se cumplen en porcentajes medianos.
Durante generaciones, las apuestas por el cambio han mantenido la esperanza de que las condiciones económicas de los estados y municipios mejoren en beneficio de toda la sociedad.
El propósito de pasar del dicho al hecho debe ser efectivo para alcanzar los objetivos de una sociedad que exige avanzar más allá de las buenas intenciones.
Hoy en día empieza a reconocerse que una de las mejores formas de obtener mayores beneficios económicos en la producción de bienes en los municipios del país es a través del valor agregado.
Es positivo que este concepto se comprenda, pues siempre ha sido así, aunque los esquemas productivos apoyados en las políticas económicas nacionales no lo consideraban de esa manera.
Hasta ahora, el desarrollo económico de los municipios y regiones del país se ha basado principalmente en la manufactura, lo que ha generado empleo y derrama económica en los lugares donde están establecidas las empresas productoras.
Sin embargo, México, con la experiencia que tiene en el desarrollo manufacturero, debe dar el salto hacia la producción mexicana, dejando atrás la maquila como su principal modelo de producción.
Para lograrlo, es necesario cambiar el modelo maquilador de manufactura por uno de producción, lo que debe ser impulsado por el Gobierno Federal en todos los estados y municipios.
Es fundamental que esta política industrial se implemente a nivel municipal, basada en el impulso a la creación de valor agregado de los productos regionales.
No debe quedarse sólo en el nivel federal, dejando a los municipios con apenas un eco de estos objetivos de prosperidad.
Si se quiere obtener información sobre el éxito de este tipo de modelos de desarrollo económico, basta con analizar ejemplos de economías que han apostado por esta estrategia.
La difusión del apoyo en todas sus necesidades hacia la sociedad se extendió a todos los rincones del país, como una especie de campaña política, permitiendo en pocos años la transición del subdesarrollo al desarrollo.
El objetivo debe ser una política industrial que impulse la creación de valor agregado. Si esto se logra, el país tendrá una fisonomía diferente, basada en acciones reales, más allá de las buenas intenciones.
DEL ESCRITORIOLa productividad y competitividad son temas de vital importancia en el desarrollo empresarial en cada una de las actividades económicas en México. Es positivo que el sector agrícola ahora adopte la tecnificación para mejorar el uso adecuado de los insumos necesarios en la producción… En este momento, a los Estados Unidos le interesa especialmente la revisión del acuerdo comercial con México y Canadá, y según analistas financieros, ya está listo un paquete de propuestas para diferentes actividades contempladas en el documento… En el ámbito educativo, se comenta sobre la necesidad de que en los niveles primario y superiores se integre la enseñanza de Inteligencia Artificial, permitiendo avanzar en esta necesidad actual y futura.