Por: Eduardo Sánchez
A Luis Donaldo Colosio Murrieta, y el triunfo será de quien convierta en canto el gemido (León Felipe)El sábado 6 de febrero pasado se cumplieron 10 años del fallecimiento de Don Luis Colosio Fernández. Parece que fue ayer. Ese día recibí una llamada telefónica urgente, era el licenciado Luis Echeverría Álvarez, quien me habló con voz fuerte y firme: “mire Nuño: falleció un sonorense ejemplar, Don Luis Colosio Fernández. Trasládese a Magdalena de Kino con mi representación personal y presente mis condolencias a la familia. Salga muy temprano, no se le vaya a dormir el gallo, con él había que estar alerta, confirmando que a quien madruga Dios lo ayuda”.
Por la tarde me vuelve a llamar y me indica. “Nuño, no va a ir usted solo a Magdalena Sonora. Asistiré personalmente a las honras fúnebres de mi querido amigo, haga los arreglos necesarios para que me acompañe usted, coordínese con mi amiga Alicia Arellano Tapia, infórmele que siempre sí asistiré, para que tenga la bondad de acompañarme”.
Lichita Arellano, como se expresa de ella el licenciado Echeverría Álvarez fue una gran admiradora de la compañera María Esther Zuno de Echeverría, jalisciense, símbolo de mexicanidad, amor a los campesinos y a la niñez.
Durante el vuelo a Hermosillo, se le acercó una mujer, amiga muy querida acompañada de su hijo, era Norma Meraz, le saludo afectuosamente. Como no habíamos previsto ningún transporte de Hermosillo a Magdalena, le ofreció transportarlo en su camioneta, por lo cual respiré tranquilo.
Y llegamos a Magdalena al filo del mediodía, después de un largo viaje, el clima era seco y extremadamente frío, observamos esta tierra pródiga requemada por el sol, pero rica en historia.
Al arribar al recinto “Salón Presidentes” donde se velaban los restos mortales de Don Luis, una multitud se sorprendió, guardaron respetuoso silencio, se acercaron y lo saludaron con muestras de respeto y cariño, como Alicia Arellano Tapia y sus hijas Claudia Pavlovich hoy la única gobernadora del norte de México y Alicia Pavlovich. Es de notar que el licenciado Echeverría Álvarez fue el único ex presidente que asistió a esa ceremonia.
Recordé en ese instante otro viaje singular que también lo acompañé, fue la histórica entrevista el 21 de octubre de 1974, entre el presidente de los Estados Unidos, Gerald Ford, y el presidente mexicano, Luis Echeverría Álvarez. La entrevista se celebró en el “salón presidentes” mismo lugar de honras fúnebres que le rindieron a Don Luis Colosio. Recuerdo que el presidente Echeverría le regaló una chamarra de piel. El presidente Ford en presencia de Henrry Kissinger le trató el tema del petróleo mexicano (los E.U. padecían los estragos del embargo petrolero de los países árabes) la Dra. Alicia Arellano Tapia presidenta municipal de Magdalena de Kino fue testigo.
La ceremonia finalizó en el panteón de esta localidad para inhumar en un sepulcro de honor a Don Luis Colosio.
Aquí no terminó el viaje. Recibí instrucciones de trasladarnos de Hermosillo a la ciudad de Tijuana. En esa visita conté con la valiosa ayuda de su amigo el Profesor Jesús Ruiz Barraza y el ingeniero Fernando Hurtado, la finalidad fue rendir homenaje personal a su primer jefe, el General Rodolfo Sánchez Taboada en el monumento erigido en su honor en la avenida que lleva su nombre.
Llegamos a Tijuana, nos recibe cálidamente Jesús Ruiz Barraza lo conduce en automóvil hasta el monumento. Una multitud lo esperaba, y alguien gritó “Luis Echeverría Arriba y Adelante”. No hubo discursos, simplemente ofrendas una ofrenda floral a su jefe inolvidable quien lo condujo por los laberintos de la política, la disciplina y el cumplimiento del deber y conciencia.
Fue un día memorable hace 10 años, donde sustentó su última brillante conferencia con la juventud de la Universidad de Tijuana, con quienes estableció un diálogo fraterno.