Por: Eduardo Sánchez
Ayer por la noche pudo haberse confirmado que Sonora rebasa los mil casos de coronavirus.Como esta entrega se escribe antes del reporte, no podemos decir con precisión el número alcanzado, pero es lamentable que esta enfermedad haya llegado a tales extremos.
Y lo que falta. Porque si bien las autoridades han dicho hasta el cansancio cuáles son las medidas para evitar el contagio, hay mucha gente que no las aplica.
Hay acciones que no deben dejarse de lado, como el buen lavado de manos, la higiene personal y el distanciamiento social, es decir “Susana distancia”, pero sin ir a los extremos.
Tampoco se le puede pedir a quien debe ganarse el pan de cada día en la calle que no salga. Eso sería como mandarlo a la tumba por inanición, pues se trata de personas que están al día en sus ingresos modestos para llevar el pan a su familia.
Al final de cuentas, uno no debe pensar que “Papá gobierno” nos va a solucionar el asunto de lo económico, pues se ha visto ya que en el caso de algunas despensas alimenticias o algunos créditos a empresarios pequeños, en realidad se han canalizado como dádivas electorales.
Finalmente los políticos tienen la idea de que al salir de la pandemia todo seguirá igual en el clientelismo político y por eso gente como Arturo Bours Griffith, con amplia capacidad económica personal para hacerlo, ha enviado y entregado despensas por todos rumbos pues sus intenciones electorales están bien definidas.
De él se han colgado personas como Marco Carbajal Miranda, diputado federal, para ver qué le toca en el próximo reparto de posiciones, por lo cual sus acciones, lejos de merecer una felicitación se ven más como oportunismo político en medio de la pandemia.
Y así han trabajado varios diputados y liderazgos políticos, aprovechando la debilidad económica de una gran mayoría.
Es cierto que hay mucha gente desprovista de recursos cuando la han mandado a descansar con medio sueldo, pero es el gobierno, en sus tres niveles, el encargado de proveer para sus gobernados, pues finalmente a esos obreros les siguen descontando impuestos de lo poquito que les pagan.
Pero aquí no se ha visto que las autoridades municipales hayan gestionado y trabajado a favor de esas personas sino todo lo contrario, se ha debilitado el accionar del Ayuntamiento, al grado que los delitos, grandes y pequeños, se han disparado pero nadie se atreve a reconocer el paso de la violencia.
Como el avestruz, el gobierno municipal ha metido la cabeza en la oscuridad y la pandemia le ha llegado “como anillo al dedo” para, todavía más, caer en la opacidad acerca de sus hechos.
Ya son muchas las voces que reclaman reuniones del Cabildo para tomar acciones, pero en lo oscurito han determinado de qué manera se canalizarán los escasos recursos enviados para atender a los sectores productivos más débiles frente a la inactividad.
Cajeme, y Sonora, reclaman acciones más enérgicas para proteger a quienes día a día laboran para llevar el sustento a sus familias y que, indudablemente, han sido abandonados hasta por las organizaciones sindicales que dicen representarlos.
Perder el empleo en medio de la crisis más severa de los últimos años, no es cualquier cosa. Pero a los dirigentes de los sindicatos les importa poco mientras las empresas les mantengan los privilegios económicos y sociales que ser “líderes” les reditúa.
Existe la plena seguridad de que de esta inusual época, los ciudadanos habrán aprendido muchas lecciones y una de ellas muy clara será el rascarse con sus propias uñas porque quienes desde el sindicato o el gobierno dijeron que habrían de apoyarlos, en realidad solamente se han tapado con la misma cobija.
Una vez más, la sociedad demostrará que está por encima de liderazgos políticos. De seguro, eso se reflejará en las urnas.
Y digan que se los dijo un loco.
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