Por: Eduardo Sánchez
Elena Bocaumea Espinoza y su nuera, Otilia Castelo Verdugo, elaboran gigantescas tortillas de harina a la orilla de la carretera, ambas se dedican a ofrecer lonchecitos con sus guisos tradicionales a los turistas.
Viajeros y transportistas en busca de un pequeño descanso, procuran el puesto en que se venden burritos de machaca, chorizo, picadillo, elaborados en las llamadas “tortillas de agua” por su gran dimensión de tamaño, así también la venta en paquetes.
Desde temprano llegan las dos señoras a alistar lo que venderán en todo el día, los guisos para los burritos, así como la harina para las tortillas que estarán elaborando durante toda la jornada.
Cuatro leños de mezquite son los que ocupan para atizar y mantener el fuego en la hornilla, donde se ponen a cocer las tortillas, así como las grandes ollas que contienen los diferentes guisos que previamente fueron preparados con las recetas que se han pasado de generación en generación.
Un negocio familiar que por años ha permanecido en ese lugar, es el establecimiento, que se encuentra ubicado a la orilla de la carretera, resguardado con techo de paja y troncos de madera, acondicionado con mesas y sillas para el que guste comer en el lugar.