Por: Eduardo Sánchez
Fue al supermercado ubicado por la calle California y 200.
“Me la robaron en ese ratito”, comentó un tanto fatigado.
Con su paso lento y la espalda cansada, caminó desde la California y 200, hasta llegar casi el bulevar Ramírez.
A una cuadra, por la Melchor Ocampo, entre Tabasco y Justo Sierra, en la colonia Campestre, renta una casa.
A los vecinos les extrañó verlo caminar y él mismo les contaba lo sucedido.
Don Federico no tiene más ingreso económico que el que se gana con su trabajo, vendiendo dulces, plumas, lápices y borradores entre comerciantes y empleados del centro comercial, hasta donde cada mañana se dirigía en bicicleta para iniciar su jornada laboral.
“Ahora no sé qué voy a hacer, ya no tengo bicicleta que era mi medio de transporte. Estoy muy triste pero pues ni hablar, son cosas que a veces pasan”, dijo con un tanto de resignación mientras se dirigía a su hogar.