El danzante yaqui, de Sonora para el mundo

Con sus 33 metros de altura es más alto que el Cristo del Corcovado en Brasil y pesa alrededor de 550 toneladas

Por: Francisco Angulo

Con sus 33 metros de altura, que lo hace más alto que el famoso Cristo del Corcovado de Río de Janeiro en Brasil, el danzante yaqui ubicado en Loma de Guamúchil en el municipio de Cajeme, es la obra más grande realizada por el escultor sonorense Marlon Balderrama Monge y representa para él un orgullo haber sido designado para su realización, menciona en entrevista para Diario el Yaqui.

El peso de la escultura, hecha con bronce sintético en lo que representa la piel del danzante, es de 550 toneladas aproximadamente, y está rellenada con una mezcla de hormigón hasta la cintura; de ahí hasta la cabeza, en su interior posee una torre de acero estructural formando unas cámaras, programada esta sección para que por ellas se introduzcan quienes van a darle mantenimiento a la obra, servicio que se requiere una vez al año; los brazos miden siete metros cada uno, reveló.

LA MOTIVACIÓN

En cuanto al porqué de su construcción, mencionó que fue entre 2011 y 2012 cuando fue contactado por funcionarios de la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano (Sidur) de la administración del entonces gobernador Guillermo Padrés Elías, quien traía la idea de hacer en varias partes del estado unos paradores turísticos al estilo de las áreas de descanso existentes en Estados Unidos y se pensó en construir uno en territorio yaqui.

Este sería un pabellón arquitectónico en el que los lugareños pudieran ofrecer a los visitantes souvenirs y alimentos típicos, pero más que otra cosa, se trataba de una representación del patrimonio cultural y con la gran escultura como aspecto central, se manejara una simbología representativa de un sonorense para el mundo; es decir, crear un icono de la cultura regional, dijo.

La pieza fue construida totalmente en Hermosillo y se fabricó por anillos o bloques de tres metros de altura cada uno, y siete metros de ancho aproximadamente, programándose para su transporte e instalación 16 viajes en cama baja, con grúas y otras estructuras, hasta llegar a los 33 metros de altura, expresó.

Mencionó que, para sostenerla y darle solidez, la base del danzante tiene enterrados 19 metros, con piletas de concreto armado con metal, y esto le da gran resistencia; para ello, se calcularon los fuertes vientos que azotan en ocasiones en el lugar cuando llegan huracanes, además de que se contempló el que esa es una zona sísmica; por ello es que todavía hasta la cintura del danzante está colado con concreto, lo que le da una mayor durabilidad, previendo que sea una estructura a prueba de fenómenos naturales y no pueda ser derrumbado por estos.

Su elaboración duró sólo un año, pero desde que se la encargaron hasta que fue instalada tardó tres años, dado que hubo cuestiones de tipo administrativo por las que se retrasó la colocación, expuso Balderrama Monge.

“Durante los dos años posteriores, disfruté de tenerla, en piezas, en mi taller”, afirmó.

“PARIÓ A JESÚS GARCÍA”

Una anécdota que compartió es que, mientras las partes de la escultura estaban en el poco espacio del taller, le encargaron otra obra, que era una escultura para honrar al héroe de Nacozari, Jesús García Corona, pero como no había mucho dónde colocar esta última, tuvo que ponerla durante nueve meses en lo que sería el vientre del danzante, de manera que “se puede decir que el danzante parió a Jesús García”, agregó el entrevistado.

Y algo que lo conmovió sobremanera es que, cuando la instalación estaba en su etapa final, al momento que se trabajaba en la colocación de la cabeza, un grupo de la etnia yaqui llegó al lugar e hizo una presentación de música y danza tradicional, a manera de agradecimiento por tomarlos en cuenta y ponerlos en el mapa con la espectacular obra, que se pretende quede para la posteridad y sea conocida como un legado de Sonora para el mundo entero, expuso para concluir.