Por: Fabiola Navarro
De acuerdo con un estudio de la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte (Ccaan), instancia creada paralelamente al Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá con México, el humo desprendido de la quema del espárrago es una compleja mezcla de gases y partículas que afectan directa o indirectamente tanto la calidad del aire como el clima global.
Según Erico Isaías López, presidente de la agrupación Ecojóvenes en Acción por Sonora, perteneciente a la Ccaan, el estudio sostiene que México es el tercer productor mundial de espárrago, con una producción superior a 170 mil toneladas.
El Estado de Sonora produce aproximadamente 50% del espárrago que se cultiva en México, (sostiene el documento de 84 páginas), y tan solo en 2017 el Municipio de Caborca dio cuenta de 74% del espárrago de Sonora, para lo cual se utilizó una superficie de 10 mil 171 hectáreas.
Y cada año, refiere, se queman aproximadamente 100 toneladas de residuos agrícolas de espárrago en las inmediaciones de Caborca y en contravención de las disposiciones del Reglamento de Equilibrio Ecológico y Protección al Medio Ambiente de ese Municipio.
La quema de espárrago genera grandes emisiones de partículas que equivalen al 10 por ciento del total de las que se producen durante la quema de otros cultivos en Sonora, afirma.
¿POR QUÉ LO HACEN?
Y es que para estimular el rendimiento del cultivo y obtener una mayor utilidad de la producción, los productores desvaran y trituran el follaje una vez que la planta se ha dejado crecer y secar, para luego quemarlo en su totalidad en diciembre, relata.
Pero el humo dispersado contiene gases de efecto invernadero, aceleradores del cambio climático mundial, entre ellos el bióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso.
Otros contaminantes producidos son el monóxido de carbono y los óxidos de nitrógeno, así como precursores de ozono y otros compuestos orgánicos volátiles que pueden producir cáncer en los seres humanos e incluso mutaciones en su ADN.
Dicha contaminación afecta la salud de los y las sonorenses, advierte el dirigente de EAS, y ya que la quema de residuos agrícolas se presenta en todo el estado, debe considerarse un delito.
"Si los diputados presentaran una iniciativa para que la quema de gavilla y otros residuos fuera un delito, todo sería diferente. ¿Estamos listos, acaso, para la contaminación que viene?", pregunta.
"Lo indicado sería que al llevarse a cabo las trillas, que la paja se recogiera y se usara para techos de casas como se hace en otras partes del país que son zonas productoras de trigo o usar la paja como nutriente natural de las tierras de cultivo, sólo que para ello, al término de las trillas, de debería barbechar y luego regar para que la paja se pudra y sirva como abono natural.
"Aunque esto nunca se ha hecho, por la cantidad de personas que cada año sufren de enfermedades en las vías respiratorias, es posible que se generen nuevas leyes de protección al ambiente y a la salud humana", explica.
Según la Ley de Equilibrio Ecológico y Protección al Medio Ambiente del Estado de Sonora, en sus artículos 126 bis y 216 tercero, están prohibidas las quemas agrícolas y asigna a la autoridad municipal la responsabilidad de la emisión del permiso correspondiente.
Le otorga facultades al Municipio para "suspender de manera total o parcial, temporal o definitiva el permiso que se hubieren otorgado cuando se presente algún evento extraordinario de contingencia ocasionado por las combustiones o cuando las condiciones ambientales no permitan una adecuada dispersión de los contaminantes".
En el sur de Sonora uno de los problemas graves de contaminación se deriva de la quema de esquilmos tanto de trigo como de espárrago, pero a veces las autoridades se ven impedidas a sancionar a los productores, pues alegan que ellos no fueron, sino que la quema se trató de un accidente.